La diferencia entre enseñar lo que sabes y compartir lo que aprendes

por | 9 Dic 2013 | El desván de Víctor Campuzano | 28 Comentarios

Si, un título largo que sin embargo esconde algo muy sencillo y fácil de deducir. Probablemente no necesites de un post de 700 palabras para entender la diferencia y sacar tus propias conclusiones pero hoy, apetéceme a mi, toca abrirme un poquito y dar rienda suelta a uno de éstos post que yo llamo “reflexiones”.

En una ocasión hablé sobre la verdad sobre el miedo, porque lo tenía en esos momentos. En otros casos se trata de ralladuras o justificaciones de una conducta temeraria o excesivamente impulsiva, como cuando te hablo de pedirle burbujas o no a un café. Y muchas más, como por ejemplo cuando necesito desahogarme hablándote sobre Verdades y mentiras. Son ya bastante los posts que he catalogado como reflexiones personales y tu, que me conoces bien, sabes que forman parte de mi y que no puedo evitarlo.

Antes de continuar, déjame decirte que te lo agradezco mucho, porque negármelos sería para mi como cortarme las piernas. Necesito escribirlos, pues satisfacen una necesidad que, en mi humilde opinión, tenemos todos aquellos que pretendemos ser llamados Bloggers: contar nuestra propia historia.

Enseñar lo que sabes es caduco

¡¡No hombre!! ¡¡La marca de juguetes es Educo!! Si es que en las fechas en las que estamos no puedes evitarlo ¿eh?. Pues nosotros ya le hemos comprado unos pijamitas mas chulos a Marina. Llámanos “acho que Friki” pero le hemos comprado un pijamita más bonito que dice “Tweet Tweet” … ¡Vale! ¡Vuelvo al tajo!

Como personita que soy, vivo las fases normales en los proyectos y la vida y no por ello hay que avergonzarse. Creo que, como blogger, es inevitable pasar por fases de baja autoestima y o de inseguridad y hacerse una pregunta tremendamente difícil: ¿qué haré cuando ya haya contado todo lo que sé?. Y eso, amigo y amiga mía, llegará antes de lo que te esperas y caerá sobre ti como una gran baldosa de mármol.

Hacerse esta pregunta es duro y desalentador. Cuando tienes la determinación y madurez para reconocerlo, comprendes en apenas un instante que tu imperio, tu ritmo y rutina, esto que te está funcionando tan bien y que, con apenas esfuerzo, te está llevando a crecer a ritmo constante como blogger, tiene fecha de caducidad.

Acabas de comprender que pronto no tendrás nada que contar al mundo y que tu blog, tus posts, irán perdiendo calidad y vaciándose poco a poco hasta que dejen de gustar al mayor embajador: tu mismo.

¿Sabes? Da igual si te estás sintiendo triste con estas palabras porque lo que viene después es alentador, revelador e inspirador. Las historias tristes con final feliz molan y ésta lo es… ¡sígueme!

Compartir lo que aprendes es infinito

Entonces es cuando respiras hondo, relajas tus músculos, te reclinas en la silla, miras hacia arriba y sonríes: acabo de entender que siempre tendré algo que escribir.

Resurgiendo de sus cenizas, como el gorrión Félix, aparece fuerte y brillante una seguridad en mí mismo que ya no flaqueará jamás. Acabo de descubrir que cada post que escriba es una página de una historia más grande y que, mejor o peor, más didáctico o emocional, es pieza imprescindible y tiene derecho.

Es la mejor fórmula y quizás la única para garantizarte que siempre tendrás una idea para tu próximo post: comparte tu día a día, comparte lo que aprendes.

¿Y qué pasa si, durante un tiempo, no aprendes nada? Eso es lo que me está pasando a mi en estas últimas semanas, que la carga de trabajo me está quitándo tiempo para investigar y que, de correr tanto, ni siquiera observo a los lados mientras recorro nuevos caminos. Todo pasa rápido y apenas descubro nada nuevo que contar.

Pero realmente no es así, porque sigo teniendo algo que contar: la época en la que nuevos proyectos hicieron tambalearse tu blog. Aquellas semanas en que no encontrabas ningún plugin nuevo sobre el que hablar. Aquellos días en que no tenías tiempo para investigar.

Todo forma parte de una misma historia y hoy, orgulloso, quiero que sepas que adoro contártela y más aún que quieras leerla. Quiero que, de este post, solo te quedes con una única conclusión: que tu blog cuente tu historia y así sabrás que vas por el buen camino, sea el que sea. Y si durante un tiempo tus posts son frondosos, que sea porque recorres un tramo frondoso.

¡Ya ta! Ea, ¡que a gusto que me he quedado! ¿Qué opinas de esta reflexión? ¿Estás de acuerdo en que hay que contar tu propia historia, te lleve a donde te lleve? ¿Lo harías?

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28 Comentarios

  1. Diana Garces

    Interesante reflexión y creo que aplica con el tipo de blog que has creado y aunque algunos sean tan temáticos que pueda parecer complicado hacerlo, pienso que a la final sí se puede y esa es una gran esperanza para un blogger 🙂

    Como siempre nos pones a pensar. Saludos 🙂

    Pd. No he encontrado en este blog por qué es importante eso de las 700 palabras que siempre haces mención en tus entradas?

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    • Victor Campuzano Gallego

      Diana!!! Creo que la frase «como siempre nos pones a pensar» es uno de los mejores regalos que puedo recibir. Mi intención es esa, no es otra. Si yo me rebano los sesos pensando en cómo definir mi identidad, creo que los demás también deberían hacerlo. La propia individualidad es algo por lo que todos tenemos que luchar!!! 🙂

      Con lo de las 700 palabras hay tema que tratar. Según Google, el post perfecto es aquel que tiene una longitud aproximada de 1000 palabras, dos fotos y un vídeo. Por eso es por lo que hablo mucho de las palabras. Me lo apunto para un post sobre ello, vale? 🙂

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      • Flex

        Resumen de la reflexion? cual es la diferencia en pocas palabras, entre enseñar y compartir?

    • Diana Garces

      Yo te diré una cosa. Eso de las 1000 palabras durará poco, por que hoy lo que uno quiere es información y datos concisos no un tratado para leer cada que se mete a un blog. Imagina 1000 palabras por cada blog que lees… Jooo eso es como leer más de un libro cada día.

      Con la rapidez con que gira el mundo ese negocio se acabará pronto o los blogger harán tratados para ellos solitos. Porque 1000 palabras es mucha carreta. Soy de las que piensa que menos es más (por eso me gusta tanto Twitter) y a veces sobra la mitad de lo que la gente escribe. Así que imagina la calidad de los post que circulan solamente para cumplir un «requisito». Ya decía yo, ahora entiendo «la moda»…. 🙂

      Otra cosa para pensar 🙂

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      • Victor Campuzano Gallego

        Jejejejeje, revisando comentarios para responder veo que ya te he respondido en el post sobre recomendaciones sobre cómo escribir para la web.

        Sin duda, Diana, tus comentarios están aportando mucho a este blog. Muchas gracias! 🙂

  2. Javier Romero

    Si fueramos de Estados Unidos, tendriamos mucho más claro el concepto de que somos nuestro legado. En la cultura latina esto parece que se ha convertido en algo «vergonozoso» y nos da miedo mostrarlo. Somos lo que aprendemos a ser en definitiva.

    Incluso cuando escribres el post más aseptico posible en plan tutorial (no te preocupes Victor, que tu un post aseptico e imporsonal no podrías hacerlo ni quieriendo, es una de tus grandes virtudes), sigues contando lo que aprendes.

    Somos aprendizaje, y querer comunicar tratando de no ser personal es cómo querer enamorar sin implicarte.

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    • Victor Campuzano Gallego

      O, lo que es lo mismo, «solo por mojar» … jaajajajajaja!

      Gracias Javier por tu sabia aportación. Estoy totalísimamente de acuerdo contigo en eso: somos lo que aprendemos.

      Un abrazo! 🙂

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  3. #Jerby

    Paradójicamente, la historia de #Jerby es más interesante que la mía propia… })

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    • Victor Campuzano Gallego

      Pero como tu has creado a #Jerby, entonces #Jerby es solo una parte apasionante de tu propia historia …

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  4. Sarah Gibrán

    Me ha encantado tu reflexión , cada día aprendemos algo y es verdad que las lecciones vitales son infinitas ¿por qué no compartirlas? Vivir mola pero vivir compartiendo mola más 🙂 Un abrazote

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  5. Caro chan

    Yo me desnudo el alma en cada post, e ilusa de mi todo comenzó queriendo ayudar a alguien que estuviera en cualquier atolladero que yo ya pasé, pues me están ayudando ellos más a mi que otra cosa…una vez que pierdes el miedo a ser juzgada todo se torna «take it easy»!!

    Sigue contandonos de tí, que de plugins ya habrá tiempo!

    Chu!!

    PD: el gorrión Felix???jajajajajajja No puedo contigo!!!

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    • Victor Campuzano Gallego

      Jajajajajajaja! ¿No es eso? El gorrión que volvía a la vida después de estrellarse, ¿no? Jajajajaja.

      Como tu dices: «Keep calm and not be juzgated»… jajajajajaj

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  6. Virginia Jiménez

    Hola Victor,

    Muy buena reflexión, gracias por compartirla y contar tu historia con cada palabra. Has hecho de tu blog tu «home sweet home» y es un gusto venir de visita 😉

    Creo que cada bitácora es la casa de quien lo escribe y su aspecto, diseño o cada palabra cuentan la historia de su autor, podemos descubrir mucho sobre la persona observando su blog. Por ello, cada articulo que escribimos esconde algo de nosotros y en definitiva nuestra historia aun no siendo conscientes de ello.

    Todos los que intentamos ser blogger pasamos por esta fase que describes y nos surgen dudas continuas sobre que escribir y la caducidad de nuestra fuente de conocimiento. Reciclarse o morir, reinventarse, adaptarse a los nuevos tiempos o estar a la última, son algunas de las diferentes formas de decir que el aprendizaje es continuo e infinito, nunca sabremos lo suficiente, y tenemos una gran responsabilidad respecto a quienes nos leen.

    Por mi parte seguiré viniendo a tomar el cafe a tu casa, que me cuentes tu historia y seguir aprendiendo 😉

    Un abrazo.

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    • Victor Campuzano Gallego

      Guau Virginia. Tus palabras llenan, muchas gracias. Mas aún cuando se que son sinceras y lo vienes demostrando.

      Esta es tu casa, la cafetera siempre estará esperando tu visita…

      Un fortísimo abrazo!! 🙂

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  7. Javier Romero

    Como se que no le va a sentar mal, os dejo aqui un enlace que publica mi compañera hoy en nuestro blog y que reflexiona sobre un tema similar. Os dejo el inicio… «Me siento enormemente afortunada de que mi crecimiento personal se enriquezca de mi crecimiento profesional, y que también suceda a la inversa»….http://bit.ly/1iUsfMo

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  8. #Jerby

    Como veo que este post tiene interés, dejadme que os facilite una frase zen: Un maestro no es quien enseña a alumnos; sino quien aprende de ellos.

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  9. Juan Núñez

    Creo que el aprendizaje constante es básico para evolucionar como personas (normalmente para mejor salvo que acabes trastornado) y por eso fomentarlo y compartir lo que sabes (o lo que crees que sabes) me parece también muy importante.

    Adelante con tu historia, yo soy de los que piensa que «todo lo que hacemos cuenta» y por eso te animo a que sigas «haciendo».

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    • Victor Campuzano Gallego

      Muchas gracias Juan!!! Gracias por compartir tu opinión de la que estoy de acuerdo: todo lo que hacemos cuenta. 🙂

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  10. Alexandra

    Pero cuanta razón 🙂
    Yo, como sabrás, estoy pasando también una época complicadita para «trastear» que digo yo, pero cuando puedo ahí estoy, aprendiendo y compartiendo lo que aprendo.
    Para enseñar, ya está la vida… 😉
    ¡Abrazo!

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  11. Lilian

    Madre mía que rayadura mental jjajaja. Nunca me había parado a establecer esa diferencia porque tengo tan arraigado el instinto de «retroalimentación» que no se me había hecho necesaria esa diferenciación.
    Pero incluso cuando crees que no aprendes nada porque el trabajo te consume, pienso que sigues aprendiendo y tienes algo que aportar siempre. 🙂 aunque sea tu propia historia personal.
    ¡Un abrazo!

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  12. stella maris

    Enseñar lo que uno sabe es un comienzo para el intercambio, es un proceso que se inicia en la conversación con quien pregunta o desea saber más. Compartir los saberes, aprendiendo juntos es un camino que se nutre desde la observación y el diálogo, la comparación con otros saberes anteriores.

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